
Hay quien pensó que en Segunda el Betis, por su condición de equipo histórico, con esa masa social, ese potencial económico y su trayectoria reciente, iba a ser respetado por los árbitros. Error. La especie de mano negra que en los años precedentes se veía en contra de los intereses verdiblancos continúa en la campaña actual, ya que las sensaciones, avaladas por datos irrefutables (contando con los del partido de Copa), quedan ahí: catorce expulsiones, ocho penaltis pitados en contra, una media de casi cuatro amarillas por partido, sin compasión alguna por parte de los comités federativos... Todo ello influye en un bloque que no tiene autoridad suficiente para estar deportivamente por encima de sus oponentes y garantizarse cuanto antes el ascenso para componer la foto actual del Betis: séptimo y a cuatro puntos de las posiciones de ascenso a falta de siete jornadas para el pitido final de la Liga, como se puede leer en ABC de Sevilla.
La sensación de maltratados apareció pronto en Heliópolis. Los dos penaltis a favor ante el Hércules y Recreativo (jornadas segunda y tercera) se compensaban con el penalti y expulsión de Melli frente al Córdoba en la Copa y con la roja a Sunny por velocísima doble amarilla en el Rico Pérez. En la cuarta jornada vive el Betis la última pena máxima que supo disfrutar, ya que fue Sergio García quien anotó a favor de los verdiblancos ante el Recreativo pero ahí se produjo un paréntesis extrañísimo para un equipo ofensivo como el bético, que no ha vuelto a lanzar un penalti hasta hace unas semanas frente al Albacete cuando precisamente el mismo protagonista lo falló.
En la quinta jornada, la eclosión. Pino Zamorano se ganó, una vez más, un puesto en la galería de los horrores del beticismo con su arbitraje ante el Cartagena: expulsó a Arzu (doble amarilla) y Carlos García (roja directa), además de desquiciar a los verdiblancos con sus decisiones. Competición y Apelación no estimaron las alegaciones béticas, ni mucho menos. Poco después, undécima jornada, llegó el partido en Cádiz. Durante la semana, sorpresa: Ogbeche, después de ser castigado con cuatro partidos por Competición, fue absuelto por Apelación y pudo jugar. Al final, cómo no, fue decisivo y marcó el gol del empate en el alargue. Durante el choque, una queja puntual: Diego Tristán agarró a Arzu y le impidió frenar la jugada del primer gol. Una después, otra expulsión: Juande ve la roja directa a los 35 segundos de saltar al campo. Y un muy dudoso penalti en contra por el que Arzu ve una amarilla que no es perdonada por los comités. Y, otra jornada después, dos penaltis en contra y dos rojas frente al Elche para una contundente derrota por 3-0. Sin embargo, no sería el último partido en el que el Betis se quedaba con nueve. Ocurrió también en la decimoctava jornada, cuando ante el Huesca, los heliopolitanos vieron cómo Arzu y Rodri se marchaban antes de tiempo a la caseta.

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